Fui a Brasilia de manera relámpago, capital del Brazil, perdón de Brasil. Es mucha la influencia angloparlante, tanta, que siempre dudamos de si Brasil se escribe con z o con s. ¿Y Brasilia, siendo tan moderna y modelo, se anota con s o con z? Cuento aparte, Brasilia me pareció una ciudad del futuro. Niemeyer, su arquitecto particular prácticamente, sólo tendría autos en la cabeza, autos, edificios y, sobretodo, carreteras. Sus enormes edificaciones determinan a su antojo la explanada. Me sentí, una vez allí, más pequeña de lo que ya, según la huincha de medir de mi hija, soy. No, Brasilia es impresionante. El arquitecto se inspiró en un avión, ojalá quienes no hayan conocido esta ciudad puedan alcanzar a visitar la magnífica exposición de su obra en el Museo Nacional de Bellas Artes. Un volado con peso este Niemayer.
Por lo demás, ¿qué es lo que hacía esta bibliotecaria en dichas latitudes? Viajaba como bibliotecaria, en esta simpática condición, y venía a participar de un Forum relativo a la lectura en la escuela, patrocinado por los Ministerios de Educación y de Cultura de este impresionante país. Las peripecias que tuve que hacer para llegar son para contarlas. Lo primero que me ocurrió, ocurrió en el aeropuerto de Santiago de Chile. Llevaba una carga súper-pesada. ¿Qué era lo que llevaba? Pues un saco de libros, ese que suelo llevar, esa mini biblioteca que me acompaña en mis salidas a terreno, esa ruma de libros que es el perfecto material de apoyo de para una bibliotecaria, en promoción de la lectura. “No, sra., esa maleta, ese bulto excede nuestra medidas, no podrá acompañarla.” Yo no podía aceptar las condiciones de la aerolínea, no podía ser, tenía que hacer algo. Sin ella me quedaba, por así decirlo, sin huesos. Hablé amorosamente y no hubo caso.
Subí la última al avión y quienes me miraron pensaron que la pasajera más bien era una mula “cargadísima de libros”, ya avisaba de los contratiempos simpáticos que, en los viajes, abundan. Después de recibir ayuda para poner los libros donde se guarda el equipaje de mano, los dejé ordenaditos como si fuera una estantería…si se movían y se zangoloteaban no había problema… Cabe decir que una bibliotecaria en vuelo debe seguir trabajando y OH que grata sorpresa tuve tres préstamos durante el vuelo, lo consideré un éxito total. La tendenitis de mi hombro, tendrá que entender que así es la cosa con esta mujer bibliotecaria, hasta en las nubes se fomenta la lectura!!!
Hice escala en Sao Paulo era el I de Agosto, y otra vez el ojo de águila del personal a cargo se fijó en mí. Por motivos que ignoro mi nombre no estaba correctamente escrito en el boleto, porque salía Constanza Martínez siendo que yo soy Mekis. “Sra., con ese nombre, que no se iguala al de su célula, no puede hacer el transbordo, y Brazilia (sic) está lejos para ud.” Yo me tomé la cabeza y, por poco, me arranqué los pelos. “Sr., estoy con apuro, me esperan allí, es una equivocación, déjenme embarcarme, miren, si su propio estado es quien me convidó, etc.” Después de un mínimo rato, las autoridades reunidas por mi causa, se deciden y liberan el paso. Ya volaba yo en dirección a Brazilia, digo, Brasilia.
Llegué y, como saben, me impresionó la ciudad; el viento que, a los pies del hotel-edificio que me hospedaría, corría inusitadamente fuerte y por cantidades industriales. Lo que recuerdo es porque me hubo de impresionar; los detalles del viaje afloran cuando quieren, agazapados aún de toda divulgación y comentario. Así, como cogida por una ráfaga tremenda de viento, me vi ya en el Forum. Mi turno se avecinaba, y los conferencistas que me antecedían, por su calidad y sapiencia, me cohibían. Al decir de la concurrencia, mi presentación en tierras cariocas fue bonita, lúdica, creativa. Muy visual la hice, ya que no hablo portugués. Las imágenes, como la música y el murmullo, son de lo más universales.
Además, la promoción de la lectura se salpimienta con el entusiasmo lector, y éste se transmite especialmente de corazón a corazón. Un brasileño, uno de aquellos que me antecedieron, era de una precisión filosófica o científica; y fue él mismo quien rescato el carácter de mi performance, en nombre de la complementariedad que resulto de nuestro conjunto. Así de amplio, así de angosto, es el mundo. Es fabuloso ver que, disímiles modos de expresión, pueden enriquecer la perspectiva. José Castillo y Jeannete Beauchamp, tienen en sus manos un mega programa nacional de lectura, PNL suerte para ellos y gracias por la invitación.
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