
La organización fue formidable. Los especialistas invitados –escritores, poetas, dibujantes, etc.– que vinieron de distintos paises de la región abrían la conversación, siempre nos traían un mundo a descubrir. Por ejemplo, Isabel Mesa, escritora boliviana de cuentos, traía una literatura viva, una manera de crear y hacer historias con un imaginario notable como es el boliviano, donde lo mágico, lo imaginativo, lo simple y lo profundo corren por la misma vereda.
¡Esta oportunidad es digna de reedición!, Manuel Peña Muñoz estuvo ameno, profesional, a la altura de las circunstancias, y el Centro Cultural de España, igualmente, estuvo a la altura. Las clases se impartieron en la Biblioteca de Santiago. En esta clase de actividades, aparte de aprender, se establecen lazos, se comparten experiencias, se crece todavía. Yo ahora tengo una imagen más rica de la literatura infanto-juvenil de nuestro continente, y esto es importantísimo ya que reconocimiento de lo próximo, lo propiamente latinoamericano, es pieza clave para alcanzar lo distante y culturalmente distinto.
Felicitaciones, Manuel y gracias por los Cuentos Extraordinarios de Calleja con que se me obsequió nuestra gratuita presencia, siendo una edición extraordinaria, son la imagen de lo maravilloso que fue participar de esto, gracias miles !!!
Con nuestra autora cruzamos unas palabras y me contó una escalofriante historia lectora, que protagonizaron Stephen King, su hijo y, un escalón más abajo, ella y toda su familia. A James, su hijo de entonces 12 años, no había como hacer para que se estuviera tranquilo, disléxico e hiperquinético, era un verdadero torbellino; en eso llegó a sus manos una terrorífica novela de Stephen King, pero como era un niño todavía, ¿no sería mejor guardarle el libro para después? El caso fue que James, en el living bajo la mirada de Michelle, tomó igualmente la novela y, temblando de terror y entusiasmo, acompañado de su familia la leyó hasta que se la devoró. ¡Vaya manera de venir a quedarse quieto! La autora convencida me comentaba esta historia personal, una profesora no tendría esta obra en las lecturas que podrían leer los niños pero a mi hijo aparte de interesarse mas por la lectura no le hizo daño alguno!!! la lectura debiera capturar así de esa manera. La familia es muy importante en este desarrollo, es contenedora y al mismo tiempo impulsadora de gustos e intereses.
Volviendo, por supuesto que hay literatura que trata del bullying y aquí incluyo referencia de dos títulos de literatura infantil y juvenil: Los Cretinos, de Roald Dahl y El señor de las Moscas, de Golding.
Pues la lectura sirve, también, para ver eso no queremos ver, y entonces asumirlo y afrontarlo.

Pienso que si tuviera otra hija le pondría Jacarandá … igual parece un poco largo el nombre pero …le apodaríamos Lila..






