En Mérida –aparte del show que dimos con Jaume Centelles, que si hubiera habido bengalas las tiran–, entre presentación y presentación, en las horas libres, tuve a oportunidad de conocer los alrededores: Trujillo y, del otro lado de la frontera, Lisboa. Con Casildo Masías, que era el organizador de estas Jornadas emeritenses, tuve el gusto de pasearme por Trujillo, mientras que a Lisboa, sin previo aviso, me hice acompañar por Rodolfo Naro, un poeta y novelista mexicano que conocí de la forma más simple y osada, conversándole. Trujillo me pareció la ciudad de las cigüeñas, ellas habían hechos sus nidos en las reliquias arquitectónicas, para dejarlos allí. No sé si no las espantan de los techos porque son su visita ilustre, como los lobos marinos en Valdivia. Pero estas aves se ven muy bien allí, muy en su casa. Casildo fue amabilísimo conmigo.
Fuimos a la casa del conquistador Francisco de Pizarro, lo cual me sorprendió: era una casa grande, bien situada, y yo, por el contrario, esperaba encontrarme con una casita… La guía que nos acompañó, era hija de una villana... aclaró que no pertenecía a las familias de los "tetas negras"... qué recorrido, la ciudad de Trujillo, sus jamones, gazpacho, rabo de toro, los mejores dulces.
1 comentario:
Algunos datos en la red: el sitio de Naro; un poema de Naro, Tregua; un video donde se le ve y lee un poema suyo.
Que buena salida hiciste, Constanza.
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