

Eran tantas las monarcas que una se unió a nosotras, todo el camino de vuelta. Si aquel investigador de estas mariposas fuera allí, hubiera quedado con la boca abierta, con sus papers repartidos por el aire y el suelo. Es que realmente es un espectáculo increíble, como el haikú de Basho: “Las hojas están volviendo a las ramas. No, son mariposas.”
Muchos chilenos nos habían recomendado visitar Taxco, los mexicanos nos hablaron maravillas de Paztcuaro. Enfilamos a Patzcuaro, un pueblo de aire colonial, de casas pareadas y uniformemente pintadas, tierra roja las faldas y blanca la blusa, por así decirlo. Aun los nombres de las tiendas se escribían con letras comunes. Me encantó.

Morelia, una bonita ciudad que la visitamos con un astrónomo y profesora chilenos
(radicamos allá por un año ...qué suerte!!! )Después, arribamos a las Ruinas de Tulúm, al borde del mar, que era calipso/turquesa. Allí hicimos playa.
Luego, volveríamos a ciudad de México, para emprender rumbo a Bahía Quino, donde mi tío (abuelo) Perico. Él, al enterarse de donde venía, me dijo chispeante: “De las ruinas de Tulúm, a las ruinas de tus parientes.” Estaba tan feliz con nuestra visita que nos presentó a todos sus amigos y amigas de la Bahía. ¡Nos habremos bajado y subido unas veinte veces del auto, presentándonos! Me recordó a la

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