lunes, 2 de junio de 2008

Chulapas,chulapos, conejos y un terrón de azúcar


Volví a Madrid a las fiestas de San Isidro y Santa María de la Cabeza era, en parte, mi fiesta. Las presentaciones, las actividades extra-programáticas, el cariño recibido, ¡todo buenísimo y entrañable! Era como para unirse a los festejos madrileños, además los jóvenes, aunque muy modernos, todos llevaban ropa de ocasión: chulapas los hombres, cholapas las españolas. Todo precioso y encendido. Así, paseando, di con el Café Gijón, punto de encuentro de escritores e intelectuales. Los precios eran exorbitantes, pero no me hice mala sangre, al revés. Era un espacio único, ¡ya veía que se me aparecía algún sabio español o algo así! Pero no estaba demasiado lejos de eso, allí conocí a Agnieszka Kumor, la autora de un libro sobre París. Ella se decía una persona muy afortunada, yo no pude más que sumarme a su confesión; todos tendremos problemas que solucionar, pero eso no anula nada. Es tan dulce haber llegado a este punto, ¡que me guardé el terrón de azúcar del Café Gijón para regalárselo a todos ustedes!
Nos despedimos con mi nueva amiga polaca y quedamos de guardar contacto, debe de tener una visión muy simpática de París, pero el Polaco para mí es poco menos que Chino. De allí fui al Café del Círculo de Bellas Artes. Había una exposición de Hans Hartung (Esencial). Era interesante, muy abstracta su obra. Rayas, colores. En la calle aún quedaban rastros de la fiesta de San Isidro: las mujeres con cholapas, los españoles de chulapa. Sentí, por otra parte, todo el café tomado durante el día, así que me compré un yoghurt griego natural “Danone”, era de cabra, premiado como el mejor yoghurt según la unión española de catadores. Bastante rico…

Al día siguiente tuve un almuerzo invitada por Inés Mirét a la Residencia de Estudiantes, un pensionado universitario que albergó a Dalí, Buñuel, y entre otros célebres Juan Ramón Jiménez, (que plantó unos limoneros olorosos). Todavía sigue funcionando como tal. Estoy acostumbrada a que este tipo de casas se vuelvan museos a tiempo completo, que me gustó la idea. La vida sigue en este espacio único... Allí ví varios mundos deliciosos como por ejemplo la biblioteca personal de Cernuda, entre otras cosas. Si tuviese que vivir en este alero sería de los mas entretenido.



Además viví una "correría peculiar " , un cuento precioso... existe un conejo que se pasea en el Paseo de la Castellana, Inés (que mide el doble que yo !) a grandes trancadas me llevó a verlo emocionadísima, "es verdad, es verdad" pero sólo encontramos la madriguera, con unas hojas de lechuga ... se notaba la existencia, de un conejito de verdad. Ella, me aseguró que su sobrino, lo ha visto muchas veces, es su ídolo ... Bueno, no tuve el placer esta vez de ver "el conejo" saltando, pero algo me dijo que me convertíría yo en una conejita saltarina... lean pues ustedes, mi nueva experiencia.


A pocas horas de volver volando a Chile, busqué por Madrid (cual bibliotecaria desorientada en la Biblioteca de Alejandría, que en paz descanse) “La Muerte y la Primavera” de Mercè Rodoreda, http://www.anyrodoreda.cat/. Mi hijo Diego, que se acaba de licenciar como filósofo, me lo había pedido por correo, horas antes. No me desanimé al no encontrarlo –me guiaba mi amiga Inés (Miret)- en la librería Catalana del Ayuntamiento, de preciosa arquitectura, en la librería del Circulo de Bellas Artes, en las librerías de viejo de La Cuesta de Moyano. UFF! Pero seguimos adelante, no podía estar completamente agotado, ni menos ahora, que se celebra el centenario de su nacimiento: 1908-2008. Ni los libreros entendían cómo no lo tenían, era una puñalada, siendo que Mercè Rododeda es una de las escritoras catalanas más reconocidas. Ella dijo que escribir en Catalán era como plantar flores en el ártico, ¿habrá sido verdad? “La Muerte y la Primavera” no estaba por ninguna parte.



Yo no perdía la esperanza en todo caso, así que continué sola mi frenética búsqueda; no quise atormentar a Inés , ya que yo debía volar al aeropuerto y no seguir saltando por Madrid, por un libro. Pero, yo necesita imperiosamente cumplir con el pedido de mi hijo. Lluis Quintana, el marido de Teresa Mañá, (Ver nota: viernes 2 de mayo de 2008 Todo en un día, sólo ocurre en Chile !!), él le había enviado a mi hijo, desde Barcelona, La Plaza del Diamante de Mercè Rodoreda. Y le había encantado... Como mamá bibliotecaria, no podía darme por vencida. Fui, saltando,brincando a la Librería del Corte Inglés y “La Muerte y la Primavera”… tampoco lo tenían. Tenían sin embargo “La Calle de las Camelias” y “Jardín Junto al Mar”. Era eso o nada. Me traje a Chile estos dos títulos. Mi hijo Diego no me hizo cuestionamientos, estaba muy feliz.


Como bibliotecaria, hay que saber reemplazar lecturas. ¿Qué libros va a leer la generación Potter? ¿Quedarnos a la espera de que, por arte de magia, otra saga los cautive? Estas son preguntas que me dan vueltas. Espero, prontamente, enfrentar aquí este problema: ¿Qué leer después de Harry Potter?


Chile se me aparecía en el horizonte…

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