Liliana Bodoc prefería una literatura estética antes que ética. Una literatura muy moralizante no sacude a los jóvenes, no los involucra. La estética, al contrario, pasa por alto los consejos, las advertencias. Los jóvenes, así, leen para experimentar, para entretenerse y visitar otros espacios. Liliana rechaza la literatura espejo, es que la gracia de la lectura queda mirar más allá del espejo. Todo esto me hace sentido. La literatura no se escribe para educar, se escribe para descubrir. Liliana Bodoc, bajo esta estrella, ha hecho su camino. Consistente escritora, con prosa, con voz y discurso. Sólida mujer y coincido con ella, que hay que elevar los techos de los jóvenes, donde estén bien, bien parados con instancias críticas, donde el arte y la literatura sean entes transformadores, creativos. Hay que ofrecer literatura que mueva los pelos, que conmueva.
Autora de “Memorias impuras”, de “Amigos por el viento”, entre otras obras y trabajos, vive en Mendoza y me refirió un recuerdo precioso, que tenía que ver con el cariño que es tanto o más importante que la estética y el llamado a descubrir. Sí, el cariño, el cariño de su propia profesora de primaria: ocurrió que un compañero de Liliana fue expulsado de donde estudiaban, y la profesora Cuqui, a la siga de la expulsión, frente a la pizarra de tiza, empezó a sacudirse su espalda y a llorar por el estudiante echado. Este temblor y este llanto eran un temblor y llanto cargados hasta el fondo de cariño y sentimiento. Lo que puede hacer una profe como profesora, esta escena a ella le quedó grabada para siempre. Hay que tender las manos, con cariño, eso basta.
Ah me confesó que le fascinan nuestras marraquetas chilenas, hmmm son lo mejor , lo tendré presente cuando nos visite.
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