sábado, 7 de marzo de 2009

TIEMPO EXCLUSIVO PARA LEER A LA SOMBRA O PLENO SOL!!

El sol intenso, las vacaciones, los libros de verano. África nos recuerda el calor que aquí, en Santiago, hay de sobra. No sé si empujada por este clima, el punto es que, entre mis lecturas veraniegas, estuvo El Africano de J.M.G. Le Clézio,premio Nobel 2008. Es autobiográfico, es sobretodo el encuentro de Le Clézio y su niñez y juventud en África, donde su padre trabajó como médico alrededor de 20 años. El tema de la memoria revolotea estas páginas, la vida de su familia allá. Le Clézio exprime el fruto de esta experiencia, con sabor a guayaba y, también, amargo. “Recuerdo que al final de su vida me dijo una vez que si volviera a empezar no sería médico, sino veterinario, porque los animales eran los únicos que aceptaban su sufrimiento.” Es una aproximación, sutil y precisa, a esta África que yo apenas conozco.

Después está Patrick Modiano, autor “que lo sigo”, con En el Café de la Juventud perdida. En este libro también revolotea el tema de la memoria, pues Louki, la protagonista, es recordada por quien cuenta la historia, cuando todos ellos tenían menos de 30 años. Los relatos con este tema son como aguas mansas, donde se ve como a través de un vidrio empañando, sentada Louki en el café Le Condé, al fondo, pasando inadvertida.

Respecto a El Tigre Blanco de Aravind Adiga, éste capturó toda mi atención, literalmente me lo devoré. Es que me gustan las historias con tintas irónicas. gran ritmo: el chofer de un empresario, el chofer que se hace empresario habiendo aprendido la formas, sin escrúpulos, de actuar de su jefe. Además del ritmo, está llena de chisporroteos, de ingenio: “Yo no me considero un pensador original, sino que sólo un oyente original.” O: “Ellos permanecen esclavos porque son incapaces de ver lo que es la belleza en el mundo”.

Antes de terminar el verano, leímos a dúo (con mi hija Magda), cada una con su propio libro (y dedicados!) Cuentos Reunidos de Gonzalo Contreras, muy dedicada edición, muy al tono con la escritura de este gran escritor, prosa prolija, directa, de escenas realistas, como si fueran de hueso, en este orden, de hueso, sangre, piel y ropaHay un hielo, un frío diamante, un corazón a la siga de estos cuentos que, por su densidad y claridad, cada uno es un universo en sí mismo.

Finalmente, en un santiamen ambas lectoras (madre e hija) leímos El gran canario de de Zach Helm. Fue divertido lo comencé una noche después de comida, me quedaban unas 30 páginas y mi hija entra mi pieza y me pregunta "¿tienes algo entretenido para leer? No puedo dormirme" No me quedó otra alternativa que entregárselo generosamente.(...de verdad, no lo quería soltar!). En la mañana ella soñolienta me comentó, que se lo había leído completo en la noche. Por lo tanto, lo terminé y pudimos hablar sobre el libro, sus personajes, su enrarecido y cruel mundo. Un libro fuerte, actual, hace mucho tiempo que no leía teatro y éste vale la pena, te lleva por los caminos insospechados de los seres humanos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Constanza, ya sé que nada tiene que ver con lo que has colgado recientemente, pero he visto en otro blog tu interés por el poeta Joan Brossa y creo que en este sentido puedo ayudarte. Deberías contactar con Sergio González Valenzuela, prof. de la Universidad Finis Terrae (dadamax@gmail.com), experto en la obra brossiana (fue co-curador de la gran exposición antológica que se presentó en el MAVI en 2005) quien seguro que te echará una mano. Saludos.