Aprovecho el intertanto del transbordo para pasear, y así, mirando las fachadas y los pasajes, vengo a encontrar la casa del famoso Ratón Pérez. Por mi cabeza, ante la placa que avisaba su residencia, pasaron mil dientecitos de leche, vitrinas colmadas de dientecitos de leche, en fin, su innumerable colección de dientes de leche. No digamos que, al entrar allí, no había nada de lo que imaginé, aunque no lo había. Sólo existía la placa. Semi frustrada, pasé a una librería y me hice del libro el Ratón Pérez del P. Luis de Coloma s.j. (1851-1915), que está muy bien para nutrir, entre otras cosas, la fantasía de los más pequeñuelos. Después de eso, correr, correr para tomar el AVE a Córdoba y esperar que lo viene todo siga tan bien como hasta ahora. ¡Me encanta España!
jueves, 22 de mayo de 2008
Persiguiendo al Ratón Pérez en Madrid
Aprovecho el intertanto del transbordo para pasear, y así, mirando las fachadas y los pasajes, vengo a encontrar la casa del famoso Ratón Pérez. Por mi cabeza, ante la placa que avisaba su residencia, pasaron mil dientecitos de leche, vitrinas colmadas de dientecitos de leche, en fin, su innumerable colección de dientes de leche. No digamos que, al entrar allí, no había nada de lo que imaginé, aunque no lo había. Sólo existía la placa. Semi frustrada, pasé a una librería y me hice del libro el Ratón Pérez del P. Luis de Coloma s.j. (1851-1915), que está muy bien para nutrir, entre otras cosas, la fantasía de los más pequeñuelos. Después de eso, correr, correr para tomar el AVE a Córdoba y esperar que lo viene todo siga tan bien como hasta ahora. ¡Me encanta España!
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1 comentario:
Buena arremetida, pero hay mucho viaje, mucha mirada, mucho ir y venir, mucho sentir y pensar que hecho de menos de ese viaje.
Cuéntanos mujer de tus andanzas que aquí estamos acomodándonos para seguir tus pasos, cuales niños ante una abuela que nos empezará a contar cuentos.
Haces falta.
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