
La experiencia propia, así, resulta enriquecida por las experiencias e iniciativas ajenas, en una suerte de asimilación y reconocimiento, en el campo del libro y la lectura, de los proyectos llevados en otros países. El simple hecho de reunirnos y de presentarse los planes lectores de los países respectivos, ya supone un buen resultado; exponiéndonos mutuamente descubrimos líneas de acción antes ignoradas.
Sería largo de comentar las situaciones y proyectivas de tales y cuales Estados, pero destaco la integración de Cuba, cuya biblioteca escolar se conecta directamente con la universitaria; a diferencia de Chile, donde los CRA y su prolongación todavía no entra en la orbita universitaria. El enfoque cubano, por esto, es sumamente académico y científico; mientras que el de Chile, en comparación, resulta bastante creativo y abierto.
También destaco a Brasil y Portugal, con potentes proyectos lectores en lectura han avanzado hacia la comunidad común todo, con proyectos abiertos y extensos. Argentina con una fuerza única en la mediación, y por cierto también sorprende en esta cancha lectora algunas propuestas “diamantes” como la dirigida por Luis González, comisionado de la Fundación Germán Sánchez Ruiz Pérez, con su carta de avance y desarrollo, según esta propicia fundación, podemos analizar claramente sus aciertos y seriedad en el tema lector.
La institucionalización de los proyectos lectores (por así llamarlos), el que sean institucionalizados estos proyectos, el que tomen plaza en el corazón de la ciudadanía y sus organizaciones, esto cabe recalcarlo como pilar en el objetivo que perseguimos, de acuerdo a la declaración del CERLALC y sus firmantes, el fomento del libro y su lectura, entre otras cosas, “es un comportamiento que, una vez incorporado y cultivado, indudablemente mejora la calidad de vida de todas las personas.”

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