
Y Jaume repuso, asintiendo con la cabeza y secamente: La biblioteca, el corazón de la escuela.


¿Risas? Tal es el chiste. ¿No era divertido? Depende del cristal por que se lo mire. Personalmente, me pareció comiquísimo que Gabriela Mistral, no obstante su adustez famosa, entrara en el juego y dijera, sin movérsele un pelo, el título del suyo: Magisterio y Niño.
Plop.

…Pero no imposible: Bitácora de la transformación de una biblioteca escolar y su entorno (Ed. Océano S.A., Colec. Travesía, Mex., 2008), de Claudia Gabriela Nájera Trujillo, trata del íntimo, muy humano diario que Claudia misma llevara, para fijar penas y alegrías como fundadora de una biblioteca escolar antes inexistente. Es un documento invaluable y, página a página, descubrimos creatividad, llaneza, una excelente voluntad. ¿…Pero no imposible? Vale decir, fue posible.
La Biblioteca, el Corazón de la Escuela (Ed. Octaedro, Barc., 2006).de Jaume Centelles, a quien conozco en persona y que encuentro genial, me pareció un libro hermano del de Claudia Nájera, aunque las condiciones fueran distintas en Chihuahua y en L’Hospitalet (Barcelona). El magisterio que lleva adelante en la escuela Sant Josep-El Pi Jaume es notable, me hace imaginar un caldero hirviendo, del cual salen historias y más historias. La Biblioteca, ¡qué corazón más bullente, más generativo!
En cuanto a los textos de Daniel Pennac y Frank McCourt, opto por considerarlos como un todo de dos cabezas. Todo por economizar palabras. Mal de Escuela y El Profesor, en general, apuntan a lo mismo, esto es, a ver la escuela por dentro, desde el punto de vista del alumno zoquete* (Pennac) y desde el profesor provocador y estimulante (McCourt). Así son dos novelas de vida de lo más creativas y estimulantes; en ambas se aprende y se disfruta mucho. Las experiencias de estos magnos maestros son jardines cultivados, pétalo a pétalo, alumno a alumna hacia el amor a la lectura.
Magisterio y Niño de Gabriela Mistral, es de una obra sutilísima, pertenece por derecho propio al catálogo americano sobre educación. El espíritu del libro es señorial, de un compromiso y sentido realmente loables. Al ser cumbre en materia educativa, a veces, se nos distancia. Pero qué bonito es lo que dice. Palabras que no pierden contemporanidad. Para terminar, copio de esta fuente un fragmento de Magisterio y niño, (Santiago de Chile, 1979):
“Para las que enseñamos:
1. Todo para la escuela; muy poco para nosotras mismas.
2. Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra.
3. Vivir las teorías hermosas. Vivir la bondad, la actividad y la honradez profesional.
4. Amenizar la enseñanza con la hermosa palabra, con la anécdota oportuna, y la relación de cada conocimiento con la vida.
5. Hacer innecesaria la vigilancia de la jefe. En aquella a quien no se vigila, se confía.
6. Hacerse necesaria, volverse indispensable: esa es la manera de conseguir la estabilidad en un empleo.
7. Empecemos, las que enseñemos, por no acudir a los medios espurios para ascender. La carta de recomendación, oficial o no oficial, casi siempre es la muleta para el que no camina bien.
8. Si no realizamos la igualdad y la cultura dentro de la escuela, ¿dónde podrán exigirse estas cosas?
9. La maestra que no lee tiene que ser mala maestra: ha rebajado su profesión al mecanismo de oficio, al no renovarse espiritualmente.”
*Zoquete: m. fam. Persona tarda en comprender. (RAE). Pongo esta nota, porque tal nombre cruza el libro Mal de Escuela y, en Chile, no se usa y desconocía esta acepción.
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