Santiago de Chile, Barrio Bellavista, Sábado 24 de enero por la mañana y por la tarde.
Me desperté tempranito, desayuné leyendo el diario. Siempre tengo la ilusión de tener una mañana de sábado luminosa, visitando alguna exposición artística y acompasar la tarde con interesante cine o un buen libro.
Luego salí a la calle, me dirigía al barrio Bellavista. Ya allí, caminando, alcancé la calle Constitución, por donde me topé con la librería Mundo de Papel. No la conocía y cuando entré me fui transportando a otro mundo. Olía a café. No tardé en entablar conversación con Paulette Iribarne, la librera: era licenciada en letras, muy encantadora, excelente impresión de lo que es una buena librera, en su salsa. Tras esto, me volví hacia los libros. Di con un diario de viaje llamado Mañana Vas a Ver al Che de Daniel Barraco. (La idea de apuntar mi itinerario por Bellavista me surgió de este diario, en que Daniel apunta su paso por Bolivia, el norte de Chile y Argentina.) Mañana vas a ver al Che, contiene excelentes ilustraciones y fotografías, realmente atrajo mucho mi atención y, animada por Paulette, hice la transacción. Otro libro que llevé conmigo fue Alicia la niña Vampiro de José Luis Flores (poemas) y Sergio Lantadilla (ilustraciones), libro de onda gótica y destinado a la juventud actual ‒¿pokemona?‒. Lenguaje diferente, es lo que les ronda a los niños - adolescentes y por lo tanto me pone al día de sus gustos. Otro volumen que miré y que me encantó fue El Chanchito de Tierra de Pamela Román, cuyo formato era entretenidamente circular. Tres novedades interesantes, en sus perspectivas artísticas, encuentros originales, eso lo aprecio. Me divierte.
No quería salir del Mundo de Papel, estaba muy feliz en este espacio, olas de calor recorrían las calles. UFFF! Entonces descubrí una heladería italiana. Maistrale Il maestrale se llamaba, tenía productos artesanales, comandaba por una romana avecindada en nuestro país. Está ubicada a la entrada del Patio Bellavista. Me comí un helado de limón con albahaca y otro con sabor a melón, melón. Buenísimos los helados. Delicioso el sorbetto, natural y refrescante.
Caminé y entré a la librería Mandiola, distribuidora de Lonely Planet en Chile. Es muy lindo y gracioso este barrio, después de eso, por la misma calle Constitución, llegué al Centro Mori. Me habían recomendado la exposición de fotografía “Princesas” de Javiera Eyzaguirre. Es una puerta de entrada a la literatura infantil de todos los tiempos, bellas actrices hacen personajes femeninos como Alicia en el País de las Maravillas, Caperucita, Blancanieves, Ricitos de Oro. Excelente concepto, estético, dramático. La fotografía se abre espacios y tiene mediante la literatura infantil un inmenso camino por recorrer…mitos de oriente, la valentía, los bosques…sus flores, los odios, príncipes azules, morados o calypsos Al salir preguntándome por el lobo feroz, Aladín, ¿me sonaron las tripas?
Alcancé así el Mesón Nerudiano. Pedí una ensalada. ( me hubiese comido el famoso Caldillo de congrio Nerudiano, pero la estación estival, no permite…llegas a los 50 grados...fácil). Cálido el ambiente, nerudiano. Feliz, volví a casa.
La tarde fue “rallada”, había releído algunos capítulos de “El niño con piyama a rayas” ya que teníamos entradas al cine y así poder ver la película de este libro. Los horrores, el mal, la inocencia, la amistad. Hay tema para conversar un buen rato. Mi hija Conita al llegar a mi casa a una visita “ de estilo“ me pide que le recomiende un libro, pues se lleva el libro rayado casi de mis manos, el de John Boyle. Sé que lo leerá de inmediato y probablemente vea también la película. Liviano pack veraniego. Veremos si vuelvo a él. Maybe ¿? Bueno, hay literalmente una torta de novios/ de libros que están esperándome. El primero en la torre, un libro, me llegó con una bonita dedicatoria. Veremos y ya hablaremos de él.
Antes de que se me olvidara escribí esto en estilo de diario de viaje, para compartirlo con todos y todas ustedes…
Saludos,
Connie
MAPA DE REGALO... va hasta con un Sol de regalo...( me faltó la sandía !!!!)
sábado, 24 de enero de 2009
sábado, 17 de enero de 2009
Un chiste “ pedagógico“ entre grandes maestros (que hay que leer)
¿Quién no ha oído el chiste tipo que trata de unos tres o cuatro extranjeros y en un compatriota, por ejemplo, en un Coreano, un Español, un Dinamarqués o Danés, y en un Chileno? Pues bien, trataré aquí de improvisar uno, ojalá se rían.
Había una mexicana, Claudia Gabriela Naréja Trujillo, un catalán llamado Jaume Centelles, un francés: Daniel Pennac, un irlandés, Frank McCourt, y, por supuesto, una Chilena, que se hacía llamar Gabriela Mistral. Entonces, todos estaban reunidos en una sala de clase, la mexicana Claudia Nájera, de cara a la biblioteca del aula, pensó: …Pero no imposible, tras lo cual le dijo al catalán Jaume Centelles, que estaba ella de acuerdo con él, respecto a “la biblioteca es el corazón de la escuela”.
Y Jaume repuso, asintiendo con la cabeza y secamente: La biblioteca, el corazón de la escuela.
¿Risas? Tal es el chiste. ¿No era divertido? Depende del cristal por que se lo mire. Personalmente, me pareció comiquísimo que Gabriela Mistral, no obstante su adustez famosa, entrara en el juego y dijera, sin movérsele un pelo, el título del suyo: Magisterio y Niño.
Plop.
Cuento aparte, los libros antedichos me parecieron maravillosos, de una generosidad incalculable.
…Pero no imposible: Bitácora de la transformación de una biblioteca escolar y su entorno (Ed. Océano S.A., Colec. Travesía, Mex., 2008), de Claudia Gabriela Nájera Trujillo, trata del íntimo, muy humano diario que Claudia misma llevara, para fijar penas y alegrías como fundadora de una biblioteca escolar antes inexistente. Es un documento invaluable y, página a página, descubrimos creatividad, llaneza, una excelente voluntad. ¿…Pero no imposible? Vale decir, fue posible.
Magisterio y Niño de Gabriela Mistral, es de una obra sutilísima, pertenece por derecho propio al catálogo americano sobre educación. El espíritu del libro es señorial, de un compromiso y sentido realmente loables. Al ser cumbre en materia educativa, a veces, se nos distancia. Pero qué bonito es lo que dice. Palabras que no pierden contemporanidad. Para terminar, copio de esta fuente un fragmento de Magisterio y niño, (Santiago de Chile, 1979):
“Para las que enseñamos:
1. Todo para la escuela; muy poco para nosotras mismas.
2. Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra.
3. Vivir las teorías hermosas. Vivir la bondad, la actividad y la honradez profesional.
4. Amenizar la enseñanza con la hermosa palabra, con la anécdota oportuna, y la relación de cada conocimiento con la vida.
5. Hacer innecesaria la vigilancia de la jefe. En aquella a quien no se vigila, se confía.
6. Hacerse necesaria, volverse indispensable: esa es la manera de conseguir la estabilidad en un empleo.
7. Empecemos, las que enseñemos, por no acudir a los medios espurios para ascender. La carta de recomendación, oficial o no oficial, casi siempre es la muleta para el que no camina bien.
8. Si no realizamos la igualdad y la cultura dentro de la escuela, ¿dónde podrán exigirse estas cosas?
9. La maestra que no lee tiene que ser mala maestra: ha rebajado su profesión al mecanismo de oficio, al no renovarse espiritualmente.”
*Zoquete: m. fam. Persona tarda en comprender. (RAE). Pongo esta nota, porque tal nombre cruza el libro Mal de Escuela y, en Chile, no se usa y desconocía esta acepción.
Había una mexicana, Claudia Gabriela Naréja Trujillo, un catalán llamado Jaume Centelles, un francés: Daniel Pennac, un irlandés, Frank McCourt, y, por supuesto, una Chilena, que se hacía llamar Gabriela Mistral. Entonces, todos estaban reunidos en una sala de clase, la mexicana Claudia Nájera, de cara a la biblioteca del aula, pensó: …Pero no imposible, tras lo cual le dijo al catalán Jaume Centelles, que estaba ella de acuerdo con él, respecto a “la biblioteca es el corazón de la escuela”.
Y Jaume repuso, asintiendo con la cabeza y secamente: La biblioteca, el corazón de la escuela.
Daniel Pennac, escuchando estos comentarios, recordando su propia experiencia escolar, se le salió el siguiente título: Chagrin d’Ecole, palabras que, para hacerse entender, tradujo en seguida como Mal de Escuela. Fue entonces cuando Frank McCourt intervino y farbulló el nombre de El Profesor, nombre que le hizo recordar toda una vida. La suya. La chilena Gabriela Mistral guardaba silencio, sentada y de piernas cruzadas, con los ojos abismados, parecía estar mirando el infinito. En otras palabras, ninguno de ellos se conocía personalmente y abundaban, por así decirlo, los monosílabos.
De pronto, caí en la cuenta de que cada uno de los presentes, a excepción de Mistral, decía el título del libro de ellos, los cuales ocupan actualmente mi velador. ¿Querían, cada cual, conversar exclusivamente de su propia obra? No había terminado de hacerme esta pregunta insidiosa, cuando Gabriela Mistral se endereza en su silla y, afinando la voz, dice: Magisterio y Niño. El silencio, tras ello, fue increíblemente intenso.
¿Risas? Tal es el chiste. ¿No era divertido? Depende del cristal por que se lo mire. Personalmente, me pareció comiquísimo que Gabriela Mistral, no obstante su adustez famosa, entrara en el juego y dijera, sin movérsele un pelo, el título del suyo: Magisterio y Niño.
Plop.
Cuento aparte, los libros antedichos me parecieron maravillosos, de una generosidad incalculable.
…Pero no imposible: Bitácora de la transformación de una biblioteca escolar y su entorno (Ed. Océano S.A., Colec. Travesía, Mex., 2008), de Claudia Gabriela Nájera Trujillo, trata del íntimo, muy humano diario que Claudia misma llevara, para fijar penas y alegrías como fundadora de una biblioteca escolar antes inexistente. Es un documento invaluable y, página a página, descubrimos creatividad, llaneza, una excelente voluntad. ¿…Pero no imposible? Vale decir, fue posible.
La Biblioteca, el Corazón de la Escuela (Ed. Octaedro, Barc., 2006).de Jaume Centelles, a quien conozco en persona y que encuentro genial, me pareció un libro hermano del de Claudia Nájera, aunque las condiciones fueran distintas en Chihuahua y en L’Hospitalet (Barcelona). El magisterio que lleva adelante en la escuela Sant Josep-El Pi Jaume es notable, me hace imaginar un caldero hirviendo, del cual salen historias y más historias. La Biblioteca, ¡qué corazón más bullente, más generativo!
En cuanto a los textos de Daniel Pennac y Frank McCourt, opto por considerarlos como un todo de dos cabezas. Todo por economizar palabras. Mal de Escuela y El Profesor, en general, apuntan a lo mismo, esto es, a ver la escuela por dentro, desde el punto de vista del alumno zoquete* (Pennac) y desde el profesor provocador y estimulante (McCourt). Así son dos novelas de vida de lo más creativas y estimulantes; en ambas se aprende y se disfruta mucho. Las experiencias de estos magnos maestros son jardines cultivados, pétalo a pétalo, alumno a alumna hacia el amor a la lectura.
Magisterio y Niño de Gabriela Mistral, es de una obra sutilísima, pertenece por derecho propio al catálogo americano sobre educación. El espíritu del libro es señorial, de un compromiso y sentido realmente loables. Al ser cumbre en materia educativa, a veces, se nos distancia. Pero qué bonito es lo que dice. Palabras que no pierden contemporanidad. Para terminar, copio de esta fuente un fragmento de Magisterio y niño, (Santiago de Chile, 1979):
“Para las que enseñamos:
1. Todo para la escuela; muy poco para nosotras mismas.
2. Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra.
3. Vivir las teorías hermosas. Vivir la bondad, la actividad y la honradez profesional.
4. Amenizar la enseñanza con la hermosa palabra, con la anécdota oportuna, y la relación de cada conocimiento con la vida.
5. Hacer innecesaria la vigilancia de la jefe. En aquella a quien no se vigila, se confía.
6. Hacerse necesaria, volverse indispensable: esa es la manera de conseguir la estabilidad en un empleo.
7. Empecemos, las que enseñemos, por no acudir a los medios espurios para ascender. La carta de recomendación, oficial o no oficial, casi siempre es la muleta para el que no camina bien.
8. Si no realizamos la igualdad y la cultura dentro de la escuela, ¿dónde podrán exigirse estas cosas?
9. La maestra que no lee tiene que ser mala maestra: ha rebajado su profesión al mecanismo de oficio, al no renovarse espiritualmente.”
*Zoquete: m. fam. Persona tarda en comprender. (RAE). Pongo esta nota, porque tal nombre cruza el libro Mal de Escuela y, en Chile, no se usa y desconocía esta acepción.